Aunque en 1840 ya había cuatro buques en servicio, la Empresa continuaba alegando que la situación económica era precaria debido al incremento y modernización de la marina mercante extranjera con navíos más confortables y de mayor porte que le hacían una ventajosa competencia.

Por otra parte los buques de la Empresa de Correos Marítimos tenían ya trece años de explotación a lo que se unían las continuas burlas de las Administraciones de Correos de Cádiz y La Coruña a las disposiciones sobre la  facturación de la correspondencia cuyas tasas pertenecían a la  Empresa, todo lo cual causó una merma considerable en los ingresos de la Empresa.

Para aliviar esta situación la Junta General de Accionistas, en su reunión del día 14 de junio de 1840, tomó el acuerdo de solicitar la obligatoriedad del pago de la mitad de las tasas postales en la correspondencia oficial o de gobierno.

A lo cual se agregaron otros ingresos como el transporte continuado de tropas y deportados, sin embargo solo se accedió, por parte de las autoridades, al pago de la correspondencia oficial a razón de media tarifa.

En 1843, la Empresa de Correos Marítimos vuelve a presentar quejas sobre la falta de escrúpulos por parte de la Administración de Correos en relación con la correspondencia y las cantidades que por concepto de tasas postales pertenecían a la Empresa.

Alegaban que habían mantenido el servicio a través de los años a pesar de las pocas utilidades obtenidas, en particular por habérseles privado del transporte de tropas, según lo dispuesto en la Real Orden del 7 de agosto de 1842.

Aseguraban los accionistas que todos estos problemas económicos causarían la  ruina inevitable, por esta razón su criterio era disolver la Empresa para así salvar, en lo posible, sus capitales.

Pero, en vista de la responsabilidad que asumían al suprimir un servicio público tan importante optaban por esperar seis meses más hasta conocer la decisión final a sus demandas que debía llegar de España.

Continuará……

Por Admin

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